De trivial y cubos de Rubik

La noche de ayer fue totalmente una locura. Creo que no me he reído más en mi vida.

Todo empezó cuando íbamos a ir a mi casa a jugar a las cartas. Al final como siempre el plan no cuajó, y acabamos yendo a cenar J, D y B a casa de D.
Allí bien, cenamos una pizza y unas cervecitas y su madre nos hizo una tortilla.
¡Ves como no es tan mala!
A las 10 y media o por ahí, nos dirigimos a un nuevo bar, el Celtic Cross, donde nos reuniríamos con Ms y más gente. Y vino V, amigo de D igual de culto, todo hay que decirlo. Y jugamos al trivial. Preguntas imposibles, J y B eran comodines, no sabían una. Mientras D y V contestaban las preguntas J y B jugaban a darse patadas por debajo de la mesa cada vez que algo hacía un mínimo de gracia. Cuando nos reunimos con la gente que faltaba, llegó el momento de anunciar el ganador. Obama Forever I ganó el primer premio: una copa por cabeza. El grupo que quedó segundo no quiso su premio, una botella de champán, así que nos la tomamos nosotros también. Tambien hubo otro premio: ¡cubos de rubik para todos! Y tan felices que estábamos. Todos querían ayudarnos a resolver el puzzle siguiendo una regla fundamental: La pieza del medio es inamovible. Eso nos marcaría para el resto de la noche.
Así que nos dispusimos a buscar otro lugar donde seguir la fiesta. Pero no encontramos sitio adecuado. Zeppelin, demasiado vacío. Village Green, demasiado olor a vómito. White, pedían dinero.
Así que decidimos ir a casa de D a ver una peli a las 4 de la mañana. Nos metimos los 7 que íbamos en el opel corsa de A y nos dirigimos a casa de D, no sin antes estrellar un cubo de Rubik en el suelo y descubrir que efectivamente, la pieza del medio es inamovible.
Al llegar a casa de D, nos sacó una tortilla muy rica que degustamos y devoramos en cuestión de segundos. Al poco rato decidimos irnos pues estábamos reventados.

Y hasta aquí esta noche mística. Hacía mucho que no me reía tanto sin necesitar porros.

B